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Conoce el Significado de las Ofrendas y los elementos que debe llevar un Altar de Muertos. 💀🕯🌼

Ofrendar es estar cerca. Es dar vida y color a la memoria de esas personas que ya no están con nosotros en el plano físico, una ocasión especial para dialogar con el recuerdo, la vida y esencia de nuestros muertos.



Celebrar a los muertos tiene su origen en las raíces indígenas de las culturas autóctonas en Mesoamérica. El culto a la muerte era algo común entre las culturas prehispánicas, Cuando alguien moría era enterrado envuelto en un petate y sus familiares organizaban una fiesta con el fin de guiarlo en su recorrido al Mictlán. (Según el Gran Diccionario Náhuatl, Mictlán significa “infierno” o “lugar de muertos”, a donde llegaban los fallecidos por muertes naturales o comunes después de un proceso que les tomaba cuatro años.)

Para ellos la muerte no significaba el fin, sino todo lo contrario, era el inicio a una nueva vida eterna.


Ofrendar en día de muertos es compartir con nuestros difuntos el pan, el agua, la sal, frutas, todas esas comidas que tanto disfrutaron en vida, dulces y en el caso de los adultos el vino. También los recibimos con elementos naturales y en ocasiones intangibles como lo son las estelas de olores que brinda el copal o el aroma natural a la flor de Zempoalxóchitl mejor conocida como "Cempasúchil".


Las Ofrendas como las conocemos al día de hoy, también son muestra de una mezcla cultural entre el Nuevo y el Viejo Mundo, un sincretismo entre las culturas Prehispánicas y la Europea.



¿Qué elementos debe llevar un Altar de Muertos para dar la bienvenida a las ánimas?


El Agua. Considerada como la fuente de la vida. Se ofrece a nuestros difuntos para calmar su sed después de su largo recorrido y para que se fortalezcan en su regreso.

La Sal. El elemento de purificación, sirve para que el alma no se corrompa, en su viaje de ida y vuelta para el siguiente año.

Velas y Veladoras. Los antiguos mexicanos utilizaban rajas de ocote. En la actualidad se usa el cirio en sus diferentes formas: velas, veladoras o ceras. La flama que producen significa "la luz", la fe y la esperanza. Con su flama sirve de guía para que las ánimas puedan llegar a sus antiguos lugares y alumbrar el regreso a su morada. En varias comunidades indígenas cada vela representa un difunto, es decir, el número de veladoras que tendrá el altar dependerá de las almas que quiera recibir la familia. Si los cirios o los candeleros son morados, es señal de duelo; y si se ponen cuatro de éstos en cruz, representan los cuatro puntos cardinales, de manera que el ánima pueda orientarse hasta encontrar su camino y su casa.

Copal e Incienso. El copal era ofrecido por los indígenas a sus dioses ya que el incienso aún no se conocía, este llegó con los españoles. Es el elemento que sublima la oración y se utiliza para limpiar al lugar de los malos espíritus y así el alma pueda entrar a su casa sin ningún peligro.

Las Flores. Son símbolo de la festividad por sus colores y estelas aromáticas. Adornan y aromatizan el lugar durante la estancia del ánima, la cual al marcharse se irá contenta, el alhelí y la nube no pueden faltar pues su color significa pureza y ternura, y acompañan a las ánimas de los niños. En muchos lugares del país se acostumbra poner caminos de pétalos que sirven para guiar al difunto del campo santo a la ofrenda y viceversa. La flor amarilla del Cempasúchil (Zempoalxóchitl) deshojada, es el camino del color y olor que trazan las rutas a las ánimas.



El Petate. Entre los múltiples usos del petate se encuentra el de cama, mesa o mortaja. En este particular día funciona para que las ánimas descansen así como de mantel para colocar los alimentos de la ofrenda.

El Izcuintle. Lo que no debe faltar en los altares para niños es el perrito izcuintle en juguete, para que las ánimas de los pequeños se sientan contentas al llegar al banquete. El perrito izcuintle, es el que ayuda a las almas a cruzar el caudaloso río Chiconauhuapan, que es el último paso para llegar al Mictlán.

El Pan. El ofrecimiento fraternal es el pan. La iglesia lo presenta como el "Cuerpo de Cristo". Elaborado de diferentes formas, el pan es uno de los elementos más preciados en el altar.

El Gollete y Las Cañas. se relacionan con el tzompantli. Los golletes son panes en forma de rueda y se colocan en las ofrendas sostenidos por trozos de caña. Los panes simbolizan los cráneos de los enemigos vencidos y las cañas las varas donde se ensartaban.

El Retrato del recordado sugiere el ánima que nos visitará, pero este debe quedar escondido, de manera que solo pueda verse con un espejo, para dar a entender que al ser querido se le puede ver pero ya no está con nosotros.



La Imagen de las Ánimas del Purgatorio, para obtener la libertad del alma del difunto, por si acaso se encontrara en ese lugar, para ayudarlo a salir, también puede servir una cruz pequeña hecha con ceniza.


Pueden colocarse otras imágenes de santos, para que sirva como medio de interrelación entre muertos y vivos, ya que en el altar son sinónimo de las buenas relaciones sociales. Además, simbolizan la paz en el hogar y la firme aceptación de compartir los alimentos, como las manzanas, que representa la sangre, y la amabilidad a través de la calabaza en dulce.


El Mole. Con pollo, gallina o guajolote, es el platillo favorito que ponen en el altar muchos indígenas de todo el país, aunque también le agregan barbacoa con todo y consomé. Estos platillos son esa estela de aromas, el banquete de la cocina en honor de los seres recordados. La buena comida tiene por objeto deleitar al ánima que nos visita.


Se puede incluir el chocolate de agua. La tradición prehispánica dice que los invitados tomaban chocolate preparado con el agua que usaba el difunto para bañarse, de manera que los visitantes se impregnaban de la esencia del difunto.


Las Calaveras de Azúcar. Dependiendo de su tamaño es que obtienen sus significados.

Chicas: Son dedicadas a La Santísima Trinidad. Medianas: Hacen alusión a la muerte siempre presente. Grandes: Es la representación del Padre Eterno.

El Licor. Es para que el difunto recuerde los grandes acontecimientos agradables durante su vida y se decida visitar y celebrar con su familia.

Cruz Grande de Ceniza. Sirve para que al llegar el ánima hasta el altar pueda expiar sus culpas pendientes.


El altar puede ser adornado con Papel Picado, con telas de seda y satín donde descansan también figuras de barro, incensario o ropa limpia para recibir a las ánimas.

La ofrenda, en sí, es un tipo de escenografía donde participan nuestros muertos que llegan a beber, comer, descansar y convivir con sus seres amados.


México, es un país lleno de tradiciones, cultura y folklore que hacen que esta celebración tenga su toque único y es celebrada en cada rincón de la república con ahínco, orgullo y alegría!


¡Feliz Día de Muertos!




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